LINEAS DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

La Producción y Explotación de Recursos Marinos y Costeros consta de dos capítulos, el primero se refiere a la extracción del recurso pepino de mar, Isostichopus fuscus, siendo su zona de estudio la Provincia de Galápagos; el segundo capítulo se refiere al recurso concha prieta, Anadara tuberculosa, siendo su zona de estudio la costa ecuatoriana.

Para la elaboración del Subsistema Multidimensional de Estadísticas Socioambientales de Actividades Productivas (SIESAP) se establecieron contactos con instituciones públicas como la Dirección del Parque Nacional Galápagos del Ministerio del Ambiente (DPNG -MAE) y el Instituto Nacional de Pesca (INP) del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP); y privadas como fundaciones, universidades, cooperativas y asociaciones que generan o receptan información a nivel nacional.

Estas líneas de investigación no obedecen a la misma lógica con la cual se abordan otras actividades, porque en el desarrollo de estas actividades no existe infraestructura ni fuentes de contaminación que afecten componentes ambientales y sociales, sino una actividad extractiva que afecta directamente a los recursos naturales faunístico como el pepino de mar y concha prieta, así como, recursos naturales florísticos provocando su agotamiento.

La presente investigación está enfocado en la descripción mediante estadísticas e indicadores de los impactos socio ambientales generados por la extracción de recursos marinos y costeros desarrollada en nuestro país, con información contenida en informes de monitoreos poblacionales de pepino de mar en la Reserva Marina Galápagos desde el 2002 hasta el 2015, y para el caso de concha prieta con información contenida en reportes de los desembarques de concha prieta en los puertos ecuatorianos desde el 2004 hasta el 2014.

Pepino de Mar

Los recursos marinos y costeros abarcan una gran variedad de formas de vida que, de manera general, se podrían encontrar desde el mar abierto, pasando por zonas de mar de baja profundidad, playas y zonas intermareales, y manglares. Desde que el hombre inició sus actividades de caza, agricultura, pesca etc., este tuvo una estrecha y vital relación con los ambientes costeros, donde, como especie y como culturas específicas, aprendieron a vivir de los recursos que encontraron en estos ambientes.

La pesca es una de las principales fuentes de alimento, identidad cultural y provee de trabajo a millones de personas. En el Ecuador se desarrolla las pesquerías tropicales que son generalmente artesanales, realizadas por pescadores mediante buceo a pulmón, en arrecifes someros o pescando en bajos de arenas, esta actividad es realizada en muchos casos por mujeres y niños. (Purcell S.W. et al., 2010). Mundialmente el impacto producido por la pesca en los ecosistemas marinos es el más importante. La FAO señaló que el 75% de los recursos marinos en el mundo están explotados en su nivel máximo. (Murillo JC. et al., 2003).

Las primeras actividades de explotación de pepino de mar se desarrollaron en las Provincias de Manabí y Guayas en el año 1988, después de saquear el recurso los comerciantes se trasladaron hacia las islas Galápagos en 1991 (Toral V. et al., 2003). Cuando empezó la pesquería no se contaba con estudios poblacionales de la especie por lo cual esta actividad se realizó sin ningún tipo de control por tal motivo en 1992 el Gobierno Ecuatoriano ordenó el cierre oficial de la pesquería en Galápagos. (Toral V. et al., 2003). Pero al ser la demanda internacional alta y estar en constante incremento. (González Y. et al., 2006) los pescadores presionaron a las autoridades para que acepten una pesca controlada de pepino de mar, para así poder ser exportados (la mayoría cocinados y secados) hacia el mercado asiático el principal consumidor, ya que le atribuyen propiedades afrodisíacas y curativas (Toral V. et al., 2003).

La apertura oficial de la captura de pepino de mar fue en 1999, realizando monitoreos poblacionales en conjunto la Estación Científica Charles Darwin, Dirección Parque Nacional Galápagos y el Sector Pesquero Artesanal. (Toral V. et al., 2001). Para el año 2000 se incluyó el calendario de pesca con una cuota de 4,5 millones de pepinos, dos meses (entre el 22 de mayo y 22 de junio) de apertura de pesca, y se fijó un valor de $2 a cada pepino (González Y. et al., 2006). Mediante los acuerdos de la Junta de Manejo Participativo del día 15 de diciembre de 2006 y a la resolución 001-2007 de la AIM del 9 de enero de 2007, se decidió:

"Mantener la veda de pepino de mar; se considerara su apertura si se cumplen los criterios de recuperación del recurso que serán medidos mediante monitoreo poblacional". (Castrejón M. et al., 2007).

Concha Prieta

En los ecosistemas de manglar de la costa Ecuatoriana, una de las pesquerías de mayor importancia socio-económica es la que se ejerce sobre las especies Anadara tuberculosa y Anadara similis. (Flores, 2011). Los concheros son las personas que se dedican a la extracción de este recurso, a mano primordialmente en el fango de la zona inter-mareal del manglar. (Flores, 2011). Se ha observado un aumento en el esfuerzo pesquero y de la captura del recurso sobretodo de tallas pequeñas y en época reproductiva es así que nace la necesidad de generar información biológica-pesquera. En el acuerdo ministerial No 170, R.O. No 453l se decretó que la talla mínima de captura es de 45 mm (Flores, 2011).

  • La presión que ha ejercido el sustento de la creciente población humana ha llevado a muchas especies silvestres a situaciones críticas para su supervivencia y conservación. Dentro del mismo contexto, el avance agigantado y constante de la tecnología durante el siglo pasado y el actual, ha permitido tener herramientas y técnicas cada vez más efectivas en la captura y aprovechamiento de recursos, lo que también ha mermado aún más la supervivencia de muchas especies.

  • Los recursos marinos y costeros son, en su mayoría, silvestres sin ningún tipo de manejo, esta condición ha hecho que la supervivencia de dichos recursos sea dada tan solo por su biología y su tasa reproductiva intrínseca para cada especie. Consecuentemente, la sobreexplotación y abusos sobre los recursos han hecho que muchas especies sean cada vez más escasas, lo que a su vez ha causado desequilibrios en las diferentes cadenas tróficas sobre las que se encuentra influyendo cada especie, llevando de esta manera al empobrecimiento de los diferentes ecosistemas, lo cual puede ser evidenciado directamente en los efectos sobre la diversidad y abundancia de las especies.

  • La concha prieta, como la mayoría de recursos silvestres, es directamente dependiente de su ecosistema; lo que en este caso es una de las problemáticas mayores, ya que durante las últimas décadas los manglares han sido sobreexplotados y convertidos por sus características a camaroneras y cultivos de palma. Estas actividades junto a la contaminación que llega desde las zonas altas por el agua, han llevado a estos ecosistemas a un grave estado de conservación y los reducidos remanentes han disminuido su producción biológica.

  • De esta manera se evidencia que este recurso se encuentra bajo presión negativa y amenaza por sobreexplotación y pérdida de su hábitat natural. La selección sobre la talla de los individuos ha provocado desviaciones poblacionales en cuanto al tamaño y demografía. Sin embargo, con las regulaciones y vedas para la conservación y producción de estas especies, así como con las iniciativas de ciertos gobiernos locales para la investigación en el manejo, cultivo y producción de Concha, y la protección de los manglares como ecosistema prioritario para conservación, se ha procurado dar a estas especies nuevas oportunidades de supervivencia.

  • El manejo biológico, ecológico y social de los pepinos de mar son de extrema importancia para su conservación y la del ecosistema por cuanto este animal cumple un rol importante en el ecosistema marino y son una fuente importante de ingresos para muchas comunidades costeras a nivel mundial. (Purcell S.W. et al., 2010).

  • La vulnerabilidad de este recurso ha dado lugar de la creación de indicadores ambientales y sociales de la situación actual y futura para así poder crear normas y reglas para preservar y garantizar la exportación de este recurso.