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viajar a Phu Quoc Vietnam

Por fin Viernes, un nuevo fin de semana por delante y muchos planes para disfrutarlo. Si aún así tenéis un hueco quería compartir con vosotros la crónica del viaje a Vietnam, la capital y principal isla de Phu Quoc. La historia de la isla es bastante curiosa, seguro que habéis visto la película de ‘Piratas del Caribe’, recordáis que en la saga existía una isla donde se congregaban todos los piratas, la que llamaban Isla Tortuga? Bueno, pues en cierta época eso fue Phu Quoc.
Tras haber estado en Miami, la visita a la isla me hacía especial ilusión, nunca había estado en el Caribe, y me apetecía mucho conocer la zona y su modo de visa de Vietnam. Además, tras tanto tiempo seguido en lugares de carácter occidental, me apetecía cambiar un poco el chip y volver a probar algo totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado.
Lo primero que pude comprobar fue el clima, vale que no hacía tanto calor como esperaba, sin embargo, la humedad del ambiente y el olor me hacían sentir la vuelta a un clima tropical, desde luego nada por lo que quejarme dado que en Ho Chi Minh hacía tan sólo unas semanas había estado nevando.
Una vez en la terminal, estaba deseando encontrarme con el ritmo de vida caribeño, relajado, cálido, cercano… sin embargo, lo que encontré en el aeropuerto fue esa sensación tan nuestra de sentir que estás molestando a todo el mundo… Nadie facilitando los trámites, las contestaciones secas y cortantes…
No quise que este primer encontronazo echara por tierra mi experiencia con los locales, era sólo el principio… Por fortuna, cuando subimos al taxi, el conductor resultó ser digno de lo que había oído, de camino al alojamiento nos estuvo explicando los lugares por los que pasábamos, nos recomendó lugares para comer, incluso nos señaló la isla privada que Eddie Murphy se había comprado.
Había reservado un apartamento a través de Đặt khách sạn, se encontraba en la ciudad pero en una zona residencial, lo que nos garantizaba algo más de tranquilidad. La única pega fue que de camino pasamos por alguna zona con aspecto un poco intimidante. Pero la zona en la que estábamos se veía tranquila y acogedora.
El apartamento estaba muy bien, contaba con un salón enorme y una cocina abierta, ideal para poder cocinar alguna cosa y descansar tranquilamente al acabar el día. El baño estaba limpio y bien cuidado, y era suficientemente amplio para manejarte sin problema. La habitación contaba con dos camas individuales, armario empotrado y Tv por cable. Al ser una casa con jardín todas las habitaciones eran muy luminosas, e incluso contaba con un pequeño espacio en un lateral con una mesa y sillas para poder desayunar.
Estuvimos charlando un rato con los dueños del alojamiento para conocernos un poco y recibir consejo sobre la zona y lo que ver. En todo momento se portaron genial con nosotros, siempre dispuestos a ayudarnos y durante toda nuestra estancia se asomaban para ver qué tal habíamos pasado el día y saber si podían hacer algo.
Entre sus recomendaciones que os transmito por si visitáis la isla, nos recomendaron alquilar un coche, se trata de una isla pequeña, pero sin coche o te limitas al centro de la ciudad o dependes de los autobuses… que no son nada fiables, al parecer son compañías privadas que compiten entre sí por las mismas rutas. El resultado es que en horas punta pueden no parar en paradas con pocos pasajeros para llegar antes a las que tienen más gente. O en alguna ocasión pueden no parar para adelantar a otros autobuses…
En cuanto a la seguridad, nos reconocieron que deambular tras la puesta de sol por la ciudad no era recomendable, y que en alguna zona era mejor no pasar ni siquiera de día. Al parecer hay barrios en los alrededores del centro donde se congregan los locales que no tienen ingresos y ven a los turistas como carteras con patas.
Dado que aún quedaban un par de horas de sol y no teníamos nada en la despensa decidimos salir a dar una vuelta por la costa este de camino al supermercado.
La vista desde la bahía era espectacular, aunque dado que el cielo se encontraba encapotado deslucía un poquito. La zona por la que caminamos tenía pequeñas calitas abiertas, muy chulas, y continuando dimos a una de las fortalezas que se construyeron para defender la isla.
Aconsejados por nuestros caseros fuimos breves en el super, y acabamos justo antes del anochecer, es cierto que de vuelta el ambiente cambiaba un poco, pero llegamos a casa sobre las 6.30pm, sin problemas, el camino además era sencillo así que a pesar de no conocer la zona no nos perdimos.
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