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Profesionales compartieron con 250 jóvenes guayaquileños sus impresiones de los daños ambientales y sociales que dejó Chevron-Texaco en la Amazonía

Un grupo de expertos participó junto al escritor y periodista ecuatoriano, Esteban Michelena, en el conversatorio académico del libro “Crónica de una barbarie impune, los últimos inocentes del planeta”, que se llevó a cabo el 1 de julio en Guayaquil.

La discusión alrededor de la obra -que recoge datos históricos y narra las historias de vida de las familias afectadas por la contaminación generada por la empresa Chevron-Texaco en la Amazonía ecuatoriana- se llevó a cabo en el auditorio Marcel Laniado, de la Universidad Santa María, en Guayaquil.

Durante el diálogo, al que acudieron aproximadamente 250 estudiantes universitarios, se abordaron los contenidos del libro a partir de cuatro enfoques: periodístico, ambiental, salud y derechos humanos.

Paola Carrera, subsecretaria de Calidad Ambiental del Ministerio del Ambiente, se encargó de moderar el conversatorio. El primero en intervenir fue Esteban Michelena, quien sintetizó las impresiones del trabajo de reportería que le llevó a recorrer las comunidades que se asientan en cerca de 2 millones de hectáreas contaminadas por Chevron-Texaco. “Aún me quiebro”al recordar las historias de dolor y muerte que nuestros compatriotas tuvieron que afrontar por la negligencia e irresponsabilidad de Chevron-Texaco”, dijo el autor con lágrimas en los ojos.

Los profesionales invitados al conversatorio compartieron sus impresiones sobre la lectura del libro y las relacionaron con su experticiadesde el campo profesional. Ese fue el caso de José Miguel Yturralde, ingeniero ambiental con más de diez años de experiencia en la industria hidrocarburífera. Según el experto no se debe “satanizar” a la industria petrolera. “El petróleo no es malo. Son las prácticas irresponsables como las que cometió Chevron las que causan daños en el ambiente”. Un ejemplo, citado por Yturralde, fue el hecho de que Chevron-Texaco omitió el uso de geomembranas para evitar las filtraciones a los acuíferos y aguas subterráneas. Esto, “pese a que para la época en la que operó en Ecuador, la empresa ya contaba con patentes y tecnologías de extracción limpia en los Estados Unidos. Sin embargo, nunca aplicó en el Ecuador”.

El Dr. Alfredo Amores, Director Nacional de Salud Intercultural en el Ministerio de Salud Pública del Ecuador, añadió que la contaminación afectó a miles de colonos que llegaron a la Amazonía con el sueño de una vida mejor y también a las poblaciones indígenas originarias que sufrieron enfermedades en la piel y de cáncer. Algo que se volvió cada vez más común con la contaminación del suelo, el agua, el aire y el suelo contaminado con petróleo.

El economista Emilio Pfister, docente de la Universidad Santa María, abordó la problemática que desencadenó la contaminación de Chevron Texaco y para ello utilizó los testimonios desgarradores que se cuentan en el libro. La gente truncó su vida por los daños a la salud y por la imposibilidad de producir en sus tierras contaminadas. “Todo esto constituye un claro irrespeto a los derechos humanos”, concluyó.

Los jóvenes asistentes pudieron compartir sus inquietudes con los panelistas y varios,   como Diego Delgado, estudiante de Gestión en Comercio Exterior, destacaron la importancia de difundir la verdad sobre esta causa nacional. “Es muy triste conocer sobre esta realidad, ahora que estamos mejor informados podemos exigir justicia para el Ecuador”.

En el cierre del evento, la Subsecretaria Paola Carrera denunció la existencia de una campaña millonaria de desprestigio contra el Ecuador. “Chevron-Texaco no acepta su responsabilidad, pero ahora el país cuenta una Autoridad Ambiental fortalecida que ejerce el control y la rectoría de todas las actividades productivas.  Los lineamientos del MAE son de estricto cumplimiento para las operadoras, así nos aseguramos de que esta trágica y desoladora historia no se repita nunca más”, concluyó.

 

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